Después de Salvavidas y todas las emociones y vivencias que venía cargando, había que ver qué camino iba a seguir mi música, lo único seguro era que tenía que cambiar, reinventarme. Creo que por eso decidí ponerle al disco nuevo Sin Piedras en la Mochila. Sin darme cuenta (y escapando a todo lo que me sonara remotamente al disco anterior) tenía rato escribiendo canciones de temáticas y ritmos muy diferentes a lo que venía haciendo, así que de repente tenía un ramillete de canciones Country, Blues, Rock, Bolero, Swing, Son y otras cosas. En cuestión de las letras, sí, hablaba de amor; pero ahora era el turno del amor bonito, del correspondido, del que te motiva, te hace suspirar y te eleva, también había Canciones Novela (de esas que van contando una historia con principio, nudo y desenlace), algo de reflexión e incluso algo que me da la sensación de ser Canción de Protesta. (Y no, no te preocupes, mi querido lector y único amigo, no van a faltar las canciones cortavenas para llorar a gusto). La otra cosa que tenía que hacer era aventarme al ruedo y asumir toda la responsabilidad de lo nuevo: las canciones, la producción, los arreglos, la ejecución, la grabación y el diseño. Vaya que fue una decisión difícil (a la par de dosificar su publicación, retomando la sana costumbre de los sencillos); pero estoy seguro que está valiendo muchísimo la pena. El resultado es una vuelta de 180 grados al autor e intérprete del disco pasado que me está teniendo como niño con juguete nuevo con todo el proceso. Un disco que refresca, que conmueve y que contagia una chispa muy especial. Estoy seguro que te va a gustar, solo te pido un poco de paciencia. Ya casi, ya casi.
